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"crisis" de lactancia

«Crisis» de lactancia materna. «Crisis» de crecimiento

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Durante los primeros días de vida, los recién nacidos alimentados con lactancia materna suelen realizar tomas muy frecuentes (entre 8 y 12) y, en las siguientes semanas, el propio bebé comienza a alternar periodos de menor demanda con periodos en los que pide de mamar más veces.

De esta manera, los pequeñines van organizando las tomas en un ritmo más pausado, alternando con otros momentos en los que querrá tomar más a menudo. Todo este proceso va sincronizado con la producción de leche que cada mamá es capaz de generar, en función de la demanda de su bebé. Cuanto más mame, mayor producción, quedando así un círculo cerrado y autónomo, completamente perfecto entre bebé y el pecho de mamá.

No obstante, en ocasiones los propios bebés parecen no estar satisfechos con el pecho causando esta situación gran ansiedad en las madres. Las mamás soléis decir: “Parece pelearse con el pecho y no saciarse nunca”. He aquí las denominadas “crisis» de lactancia. Estas crisis son debidas a brotes o picos de crecimiento de los bebés que solventan ellos mismos, demandando más tomas para obtener más leche.

Si conocemos que estos periodos forman parte del ciclo natural del amamantamiento, nuestra ansiedad disminuirá y evitaremos caer en la tentación de iniciar suplementación con fórmula (pues vais a dudar si nuestro bebé estará bien alimentado) o incluso plantear el inicio del destete. Para nuestra suerte, la mayoría de los bebés presentan estas “crisis” en edades similares, por lo que nos permite un mejor conocimiento.

 
 

Para ello, a continuación, os voy a explicar para que conozcáis e identifiquéis su aparición y la solución para superar estos “baches” de lactancia.

Como siempre os digo y diré, tenéis la capacidad suficiente para dar de mamar a vuestros hijos. Debéis confiar en vosotras y vuestro bebé, pues ambos tenéis el alcance de autorregularos a las necesidades mutuas. Información es poder, por ello os detallo a continuación las situaciones más frecuentes, para que estéis debidamente informadas, además de buscar y contar con apoyo del entorno y de profesionales especializados en lactancia.

A las tres semanas de vida

Los primeros días de vida, los bebés son regulares, suelen comer y dormir en ciclos previsibles. Aproximadamente, en su tercera semana de vida, experimentan la primera “crisis” de crecimiento y su comportamiento se modifica.

  • Desean mamar de manera continua. “No quieren soltar el pecho”.
  • A pesar de regurgitar leche, siguen demandando más pecho.
  • Lloran desconsoladamente si no tienen el pecho en la boca.

"crisis" de lactancia tres semanas

Alrededor de la tercera semana de vida, el bebé necesita aumentar la producción de leche de su madre y para conseguirlo debe mamar sin tregua un par o tres días. De esta manera, conseguirá un aumento de producción y su necesidad de crecimiento (que no es regular, y las tres semanas supone el primer pico) se verán satisfechas.

Pasados estos días de alta demanda, el niño volverá a realizar tomas más espaciadas y retomará su curso de demanda sin apuros. Para estar tranquilas, las deposiciones y los pañales mojados de pipí indican que el bebé está comiendo de manera óptima.

Al mes y medio de vida

Al mes y medio de vida, mamá y bebé vivencian el segundo “bache” de lactancia. El bebé nuevamente va a demandar con mayor frecuencia para alcanzar más volumen de leche y saciar sus necesidades.

  • Aumenta la demanda y el número de tomas al pecho.
  • La actitud del bebé al pecho suele caracterizarse porque mama dando tirones, arquea la espalda, tensa las piernas y llora en el pecho.

¿Qué le pasa a mi bebé?

Alrededor del mes y medio de vida, además de aumentar los requerimientos de leche, también se produce un cambio en la composición de esta (variando el sabor, siendo más salada).

Para algunos bebes, este cambio natural y fisiológico, les molesta y se tornan más irascibles. Al igual que la “crisis” de las tres semanas, una vez normalizada la situación, el peque recupera el patrón de lactancia anterior.

A los 3 meses

La “crisis de los 3 meses” es quizá la más conocida y engorrosa debido a que suele tardar aproximadamente un mes y afecta más a la madre y al bebé.

  • Los pechos están blandos, lo que hace pensar que hay insuficiente leche.
  • El bebé demanda menos (comparado con meses anteriores), por lo que podéis interpretar que no quiere comer.
  • Las tomas son tan solo escasos minutos.
  • Durante la toma, el bebé se distrae con mucha facilidad y a menudo rompe a llorar al poco rato de haber empezado a mamar.
  • Solo parece que mama bien cuando está dormido.
  • El bebé engorda menos, (debido al patrón natural y anárquico de crecimiento de los niños). Esta situación puede reforzar la sensación de que el bebé pasa hambre.
  • Disminución en la frecuencia de las deposiciones del bebé (pueden realizar una o incluso pasar varios días sin hacer caca). Esta situación sumada a las anteriores puede hacer interpretar que el bebé tiene una ingesta insuficiente de leche.

"crisis" de lactancia deposiciones

A partir de los tres meses, los bebés son expertos en succionar y en escasos minutos extraen toda la leche que necesitan. Además, se producen grandes cambios en su cerebro, la visión mejora y comienzan a ver más allá de la cara de mamá, por lo que se distraen con mucha facilidad.

Con el sentido del oído pasa lo mismo. La curiosidad del niño lo va a impulsar a dejar de mamar para explorar a su alrededor. También, en esta época los niños se ponen a llorar mientras maman y succionan con desesperación. A ello le sumamos que los pechos están más blandos. Todos estos factores pueden impulsar a dejar el pecho de forma precoz si se desconoce su causa.

¿Qué está ocurriendo?

Como siempre os diré, tenéis suficiente leche y la capacidad de fabricar toda aquella que vuestro niño necesita. Pero en este caso, se modifica el sistema de producción y ahora la glándula mamaria está preparada para fabricar la leche en el momento que el niño la demanda.

El cuerpo ahora tarda solo 2,2 minutos en proveer al niño toda la leche que le hace falta. Este cambio le molesta, pues hasta ahora estaban acostumbrados a encontrar la leche nada más ponerse al pecho y no succionar y esperar unos minutos. Es decir, hasta ahora los bebés comían en un buffet con servicio 24 horas, y nada más sentarse a la mesa tenían la comida ante sí.

A partir de los 3 meses, el restaurante se torna de lujo, ya que ahora hay que esperar al camarero, leer el menú, y esperar al servicio, lo que se traduce en esos 2,2 minutos de espera. Tras un mes y poco que tarda “la crisis”, el bebé aprende que debe esperar esos 2 minutos para comer. La cantidad de leche que toman es la que necesitan, no hay problemas de falta de leche.

Al año de vida

Llegados al año, el problema radica en la presión social a la que os veis sometidas y, en ocasiones, por los sanitarios desinformados que consideran que la lactancia interfiere con la comida, sugiriendo de manera errónea que si se les deja de dar el pecho van a comer más. Los niños llegados al año:

  • Aumenta el número de tomas al pecho.
  • Dejan de mostrar interés por los alimentos o ingieren cantidades pequeñas de los mismos.

¿Qué le pasa a mi bebé?

A partir del año de vida los niños disminuyen su velocidad de crecimiento. Aunque pueda parecer incongruente, esto se traduce en un descenso de la ingesta de alimentos, pero sin dejar de mamar ni reducir la demanda al pecho.

Alcanzados los 15-18 meses, aumenta la velocidad nuevamente y los niños comienzan a comer con mayor interés adaptándose instintivamente a sus necesidades. A pesar de lo que se piensa, la lactancia materna a los 12 meses de vida sigue siendo igual de nutritiva y adecuada y sería un error disminuir las tomas con el objetivo de que el niño coma más, ya que esta situación solo causará que el niño coma menos alimentos.

"crisis" de lactancia dos años

A los dos años de vida

Las recomendaciones gubernamentales relacionadas con la salud del recién nacido animan a todas las madres a mantener la lactancia junto con otros alimentos un mínimo de dos años. Asombrosamente, aquí nos espera la última crisis de lactancia:

  • Los niños demandan el pecho de manera nerviosa, a veces impositiva y si se le niega se molestan.
  • Demandan de manera continua, con unas necesidades e intensidad similar a las de un recién nacido.

¿Qué le pasa a mi bebé?

La etapa de desarrollo de los dos años es similar a la de un adolescente, centrada en el no y la auto afirmación. En esta etapa, adquieren independencia y son capaces de desenvolverse con soltura en situaciones cotidianas de la vida, pero a su vez, esta independencia les causa inseguridad y su manera de saber que todo va bien es mamando.

Esta crisis suele durar unos meses, hasta que el niño adquiere más seguridad en sí mismo y es aquí cuando la demanda se normaliza y reduce.

Consejos para superar las crisis

  • Paciencia, paciencia y mucha paciencia. La crisis tal cual llega, se va.
  • Jamás forzar al niño a mamar ni insistir para que tome el pecho, puesto que el resultado puede ser justamente el contrario.
  • No esperar a que llore para ponerlo al pecho, para que la ansiedad del pequeño no se traduzca en desesperación.
  • En plenas crisis, puede resultar útil dar el pecho en silencio, en penumbra, disminuir estímulos externos y que la toma sea más tranquila.
  • Las crisis son pasajeras y la información es muy útil para auto confiar en vuestra capacidad de amamantar y del bebé de autorregularse.

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