Suele ser una de las inquietudes más recurrentes entre mamis primerizas. Aquello de «hay que ir a monitores» o «ir a correas», expresiones que se utilizan habitualmente para referirse a la monitorización fetal. Un momento por el que, en general, todas pasamos llegado el momento final del embarazo. Pero, ¿qué es y por qué tiene importancia?
La monitorización fetal es un método de diagnóstico, basado en el análisis de las características de la frecuencia cardíaca del bebé, que nos permite evaluar el estado de salud fetal durante el embarazo y el parto.
Para su realización, se utiliza un aparato que llamamos cardiotocógrafo, que registra la frecuencia cardíaca fetal y la presencia, intensidad y duración de la dinámica uterina (contracciones).
Monitorización previa al parto
Existen dos tipos de monitorización, antes y durante el parto. En el caso de la primera, y si no hay otro tipo de justificación, se realiza en la sanidad pública a partir de la semana 40. Sin embargo, pueden darse algunas circunstancias en las que puede producirse previamente:
- Sospecha de parto prematuro. Cuando una mujer embarazada acude a urgencias por sensación de dinámica uterina antes de la semana 37 de gestación, se realiza un registro para valorar la duración, frecuencia e intensidad de estas contracciones.
- Disminución del movimiento fetal intrauterino. Un signo de bienestar fetal es la presencia de movimientos fetales intrauterinos. A lo largo de la gestación, es común que el tipo de movimiento del bebe varíe, percibiéndose de diferentes maneras. Pero siempre debe de estar presente y ante la duda, se debe acudir a un centro médico.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda en un embarazo normal, de bajo riesgo obstétrico, que de manera opcional pueda realizarse un registro cardiotocográfico para evaluar el estado de bienestar fetal a partir de las 40 semanas de embarazo.
Una correcta técnica de monitorización fetal
La duración mínima de la realización de un registro cardiotocográfico es de 20 minutos. Si transcurrido ese tiempo, el registro cumple con las características exigidas, finaliza la prueba. Si, por el contrario no, se procede a estimular al bebé a través del tacto o ingiriendo una bebida con algo de glucosa.
Debes saber que los bebés tienen periodos de sueño y vigilia. Por tanto, la necesidad de alargar la duración de la prueba no significa que no se encuentre bien. Puede ser, simplemente, que esté dormido.
No es necesario realizar ninguna preparación previa, pero para que el proceso de monitorización fetal sea correcto, hay que tener en cuenta algunas cuestiones:
- La mamá debe colocarse semisentada o en posición lateral, evitando estar totalmente tumbada.
- Se recomienda no acudir en ayunas, ya que se ha demostrado que los movimientos fetales son mas frecuentes tras la ingesta, sobre todo de glucosa, por lo que es beneficioso comer algo antes.
- Como indicación general en la embarazada está el no fumar. Pero si lo hace, debe transcurrir más de una hora entre la prueba y el último cigarrillo consumido.
- Si la embarazada consume otro tipo de medicamentos/sustancias, debe comunicarlo a la matrona de forma previa.
Esta prueba es sencilla de realizar, rápida, cómoda, no invasiva, de fácil interpretación y sin ningún efecto secundario ni contraindicaciones para la embarazada ni su bebé.
Para muchas mamás, comenzar a sentir los movimientos del bebé es una de las experiencias más especiales del embarazo. Suelen comenzar a sentirse entre las semanas 18-22 de gestación, pero es muy variable según dónde esté localizada la placenta o de si es un primer embarazo o no. Su presencia es un signo de bienestar y su disminución o ausencia es un sigo de alarma que requiere evaluación médica.
Ayuda durante el parto
El registro cardiotocográfico es una de las herramientas mas útiles durante el trabajo de parto, ya que nos permite controlar el bienestar fetal en todo momento. Además, para las matronas, es un indicador que determina cómo proceder. Nos permite valorar la adaptación progresiva a la cual se somete el bebé durante el trabajo de parto, anticipando así situaciones de falta de oxígeno fetal intraparto.
Durante el parto existe la opción de realizar una auscultación fetal intermitente o continua. La primera puede emplearse en partos de bajo riesgo. Consiste en la escucha del latido fetal intraparto, mediante un dispositivo durante unos periodos de tiempo previamente establecidos. Está demostrado que la monitorización continua no necesaria aumenta la tasa de cesáreas y partos instrumentales.
La elección de un tipo de monitorización u otra dependerá del tipo de parto, de su progreso y de las intervenciones realizadas, y es responsabilidad de la matrona o profesional que acompaña a la mujer seleccionar la monitorización más adecuada.
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